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También vi a otro ángel que subía de donde sale el sol(A) y que tenía el sello(B) del Dios vivo(C). Y gritó a gran voz a los cuatro ángeles(D) a quienes se les había concedido hacer daño a la tierra y al mar: «No hagan daño, ni a la tierra ni al mar ni a los árboles(E), hasta que hayamos puesto un sello(F) en la frente a los siervos de nuestro Dios(G)».

Oí el número de los que fueron sellados(H): 144,000 sellados(I) de todas las tribus de los israelitas.

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